miércoles, 9 de noviembre de 2011

Huesos y sangre

Ya que empecé a escribir de comida, y en concreto de carne, y aprovechando la inspiración, voy a dejar algo en claro sobre mí:

Soy un chango, un cavernícola, amo la carne y la amo más mientras más grasosa, sangrienta y con hueso sea. Neta creo que es una onda bien animal como de instinto, no hay nada mejor que arrancar un pedazo de carne con los dientes y probar y sentir la sangre escurriendo, es algo que me fascina, aparte de que el hueso le da sabor a la carne (y a cualquier comida en general, por ejemplo los caldos), y dentro de ellos hay deliciosísimo tuétano.

Esto aplica sólo a la carne de res, el pollo y el cerdo sí van cocidos bien, sin sangre ni nada, pero las vacas se deben comer -en las sabias palabras de Steve Buscemi y Miss Mia Wallace- "Bloody as Hell".

Lo ideal para mí es la segunda del lado izquierdo.

Y aprovechando también quiero dejar un mensaje para la gente vegetariana:

Si una vaca pudiera, te comería a tí ya todos tus seres queridos


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