martes, 12 de junio de 2012

Narraciones Extraordinarias ( parte 1 )

Desde que hice este blog uno de los temas sobre el que más ganas he tenido de escribir es mi prepa.

Tomo prestado el título "Narraciones Extraordinarias" porque, si aún en aquellos tiempos la gente no me creía las historias sobre mis maestros, con el tiempo hasta yo empiezo a dudar la veracidad y exactitud de mis recuerdos.

Voy a dividir este tema en varias partes, sin un orden específico, voy a escribir sobre los maestros de "la mejor preparatoria de Veracruz" conforme me vaya acordando. Cambiaré muy ligeramente sus nombres.

1.- Mari Ugenia

El Diablo hecho maestra de Taller de Lectura y Redacción.
Me tocó que me diera clases en primer semestre y fue una bienvenida de parte de la escuela y un presagio de lo mal que lo iba a pasar los años siguientes.

Tengo que admitir que la señora sabe mucho, y que sí aprendí algo en sus clases (por instinto de supervivencia, supongo), pero no admito ni admitiré jamás, que hayan personas que digan -y peor aún, que crean- que es una buena maestra.

Nuestra clase consistía en copiar el libro de texto. Sí, copiar el libro de texto. Palabra por palabra, signo de puntuación por signo de puntuación. La única actividad distinta era hacer los ejercicios que vinieran indicados en el libro, y una vez terminados, seguir copiando la siguiente página. Y lo revisaba como cada 3 semanas. Alumno por alumno, libreta por libreta, palabra por palabra, signo de puntuación por signo de puntuación. y cualquier error equivalía a perder la firma de esas 3 semanas. Y las firmas eran una buena parte de la calificación.

Las únicas clases que no hacíamos eso nos ponía ejercicios de latín que nunca entendió ni la cuarta parte del grupo.

Se burlaba de los alumnos todo el tiempo, era sarcástica, amargada, injusta, cruel y maligna. De hecho tengo la teoría de que trabaja para La Liga de la Maldad.

Cualquier parecido con ella no es mera coincidencia.
Las dos son maldad pura
A pesar de lo horribles, aburridas y terroríficas de sus clases, logré sobrevivir aproximadamente la mitad del semestre sin tener ningún tipo de altercado con ella. Bueno, ninguno particular. Me odiaba igual que a cualquiera...

Hasta el fatídico día en que, estando (para variar) pensando en alguna cosa como dinosaurios o aliens o hadoukens (o dinosaurios lanzándole hadoukens a aliens*) la llamé por su nombre para preguntarle algo. En eso también creo que tuvo un poco de culpa mi secundaria de hippies donde todos eramos hermanos cósmicos del amor.... pero bueno ese no es el caso. El asunto es que ese día se enojó bastante. No recuerdo si me dijo (o gritó) algo pero apretó los labios como pocas veces (los apretaba cuando se enojaba.. es decir, siempre. Pero esta vez más) y me miró con unos ojos de pistola casi tan poderosos como los de mi abuelita.

A partir de entonces entré al "club", osea al selecto y exclusivo grupo de alumnos que elegía por salón y que eramos sus favoritos para aterrorizar, martirizar y finalmente quebrantar la alegría y las ganas de vivir. Era algo así como un Nazgûl. Pero enseñando Español. 

"Hoy vamos a analizar semántica, sintáctica y morfológicamente la frase:
me voy a comer sus almas y arderán por siempre en el infierno ¡muajajaja!"


Llegó el momento en que no pude más y el Yo revolucionario y defensor de los derechos de los estudiantes y luchador en contra del autoritarismo y despotismo de los maestros, le ganó al Yo que le tenía tanto miedo a esta señora como a una reina Alien. Con motosierras en vez de dedos.

Fue una pésima idea. A partir de ese terrible momento en que me sentí el Che Guevara, el MelGibsonencorazónvaliente, el Neo, el Luke Skywalker de mi salón,  y se me ocurrió ponérmele al brinco, Mari Ugenia me dijo textualmente (casi, recuerde estimado lector que de esto ya pasaron 6 años) "No vas a pasar mi materia. Ni lo intentes ya. Tu tampoco Pedro." 

Pedro era un wey que estudiaba música y la prepa al mismo tiempo. Siempre tenía sueño y se dormía en las clases. Medio atarantado todo el tiempo. Era chido.

El caso es que a partir de entonces dejó de firmar mi libreta, aunque no tuviera ningún error. Como a la segunda o tercera que no me firmó me dijo -léase con tono burlón y maligno- "¿Apoco no te dije? Si te falta una firma en el parcial ya no te firmo lo demás, aunque esté bien."

Yo Paul Atreides, Aragorn hijo de Arathorn, El Zorro, Samurai Jack (o cualquier otro héroe enemigo de la injusticia) estuvo a punto de cagarla otra vez. Pero por suerte surgió Yo Gandhi, Mister Miyagi, Yoda, Dohko y convenció a los otros Yos de no pelarme con ella y ver como ganarle. 

lo que estuve a punto de hacer.


Fui a hablar con la directora, le conté todo. Todo, las injusticias, las burlas, los gritos, el olor a azufre, los rayos mortales que salían de sus ojos, los contratos con Televisa, los bebés que se comía de lunch, la apretación labial extrema, la nofirmancia trabajil injustificada, todo.

Gracias a haber visto muchas veces El Imperio Contraataca
tuve la paciencia para no pelearme con ella y sobreviví.


Para mi sorpresa la directora ya lo sabía todo (menos lo de los bebés, pero ya lo intuía) pero me dijo que cada año se quejaban de ella y algunas veces hasta grupos enteros le hacían frente y todos sin éxito alguno. Incluso se notaba que ella le tenía miedo. Pero al final me ofreció checar ella mi libreta y firmarla ella. Dejé de preocuparme tanto en su clase y me dediqué a estudiar mucho para el examen final. Gracias a las firmas de la directora tuve los 3 o 4 puntos de trabajo en clase y saqué un 7 que me dió promedio final de 6 (5, 5, 7). 

Al final sobreviví a ese encuentro y de hecho fue algo positivo porque el salón se dió cuenta de la injusticia hacia mi y hacia Pedro (A él le dijo "si no presentas examen final te califico de manera justa los extraordinarios, pero si decides presentar final  y no sacas 10, no te paso en ningún extraordinario y te saco de la escuela". No presentó y lo botaron porque se llevó otras 2 materias, ni siquiera presentó los extras).

De 50 se fueron a extraordinario como 35.

 Al final del curso nos encargó un trabajo para el otro semestre larguísimo que era hacer un resumen como de 20 cuartillas si mal no recuerdo que incluyera todo lo que vimos en el curso. A partir de eso nos quejamos tanto alumnos y papás que para el siguiente semestre le quitaron a nuestro grupo y ese trabajo que sólo los ñoños hicieron nunca se revisó.

Yo no lo hice pero por miedo me cambié de salón. No creí que pudiéramos lograr nada contra ella. Me alegra decir que me equivoqué.


Ya no recuerdo específicamente sus clases, es como en ESO de Stephen King, que quedan tan traumados por su encuentro con un ser que es la manifestación de la maldad y el odio, que sus mentes lo bloquean como modo de protección. Lo que recuerdo bien es que le contaba todo esto a mi mamá y ella no me creía... hasta que le tocó una clase con ella en su licenciatura abierta.

* Representación gráfica (y genial) de lo que probablemente pasaba en mi cabeza cuando la llamé por su nombre:

Así de chingón es mi subconsciente